lunes, 7 de abril de 2008

PERCIBIENDO A HUME

Después de este paréntesis de dos meses, durante el cual le hemos dedicado demasiado tiempo a las aulas virtuales en la plataforma Moodle, volvemos a retomar el blog como herramienta educativa, y lo hacemos proponiendo un repaso al Empirismo para aquellos que aún no han superado los exámenes correspondientes y también con vistas a quienes vaya a repasar para la PAU.
Si algo ha quedado claro una vez explicado el tema de Hume es su famosa distinción entre impresiones e ideas, todas ellas percepciones y, por tanto, contenidos de nuestra mente. La distinción entre ambas radica en la viveza y el orden con la que se presentan: las impresiones son muy fuertes y anteriores a aquellas; de modo que las ideas son las copias o recuerdos que quedan en la mente de las impresiones.




Si aún no lo tienes claro, mira el vídeo e imagina lo que se siente en ese momento: debe ser una impresión muy fuerte. Sin embargo, dentro de una semana, cuando recuerdes el salto, éste será mucho más débil que la impresión, incluso te podrías olvidar de él.

Otro de los temas claves en la Filosofía de Hume es su crítica al concepto de causa. Hume entiende que este concepto es uno de los más importantes de la metafísica tradicional y uno de los más usados por las personas a la hora de establecer un criterio para conectar las ideas que tenemos en la cabeza. A pesar de ello, Hume realiza esta crítica analizando de qué manera solemos pensar los humanos en delación con los términos causa-efecto.



La visión del vídeo nos puede ayudar a entender la posición de Hume al respecto; en este caso, con la transmisión del movimiento de un objeto a otro. Percibimos que el taco hace mover a una bola del billar, que choca con un objeto que estaba quieto y que éste se pone en movimiento. Así transcurre en todas las mesas de billar. Parece claro que existe entre ellos una relación de causa y efecto. Bien, si pensamos que la bola de billar va a mover la ficha, y ésta a su vez provoca otro movimiento, no es porque percibamos una impresión de conexión necesaria entre ellas, entre la bola y la ficha, sino porque ya hemos visto antes como la bola hace mover a la ficha. De no ser así, no podríamos saber lo que va a pasar, porque esa impresión de conexión entre ellas no la tenemos.

Esta es la explicación, en palabras de Hume, a esa cantidad de conclusiones falsas que extraemos y en las que creemos ciegamente. Estas conclusiones sólo se dan en nosotros por la fuerza de la costumbre. De modo que hay que ser prudentes y tener presente que esa causalidad es sólo probable, hasta que no se tenga una prueba empírica de esa relación causa-efecto.

Ánimo, que el sol sigue brillando.